El otro día estaba yo de visita por mi antiguo instituto (Albacete) cuando caí en la cuenta del blog que nos traemos aquí entre manos, y decidí acercarme al pabellón para entablar conversación con algún antiguo profesor mío de Educación Física.
Efectivamente, encontré en la "Dirección" a mi profesor de 3º de la ESO, y tras hablar un rato sobre esto y aquello, empecé a preguntarle sobre el tema que aquí nos concierne:
(A)ngel: Hablando de todo un poco. Estoy haciendo una pequeña indagación sobre el tema de la obesidad infantil en el mundo de la Educación Física, y te quería preguntar al respecto. ¿Has tenido alguna vez algún alumno/a obeso/a?
(P)rofesor: Sí, claro.
A: ¿Y cómo lo tratabas?¿Era especial en algún sentido? ¿Cómo actuabas de forma habitual?
P: Pues actuaba de forma normal. Era una chica que además tenía problemas de rodilla, por lo que estaba bastante limitada físicamente. Tenía muchas dificultades especialmente con todo aquello relacionado con saltos explosivos o carrera durante un tiempo prolongado, pero por ejemplo no tuvo problemas para hacer las sesiones de bádminton, voley, danza, expresión corporal, juegos, etc.
A: ¿Y cómo la evaluabas? Quiero decir, aquellas cosas que ella no podía hacer, ¿simplemente se las aprobabas?
P: No. Yo era consciente de sus limitaciones, y dentro de sus capacidades yo la evaluaba igual que al resto. Tampoco quería que fundamentándose en su condición especial dejara de hacer otros ejercicios que yo sabía que podía hacer. Así que con todo aquello que podía hacer la evaluaba como a cualquier otro, y con las sesiones de salto de comba o resistencia, por ejemplo, le mandaba un trabajo teórico para que compensara.
A: ¿Y esa chica tenía problemas sociales como consecuencia a su obesidad? Me refiero que si los demás la trataban de forma distinta, se burlaban de ella o ella misma se sentía inferior por no poder hacer lo que los demás.
P: Pues a decir verdad, no tenía problemas de ese estilo. Era una chica muy animada, con una personalidad muy fuerte y muchas veces era el centro de atención, no por sus limitaciones sino por su carácter.
A: Bueno, eso es todo. Muchas gracias por tu tiempo.
P: De nada, un placer. Hasta otra.
¿Que opináis al respecto? ¿Creéis que es lo normal o que estamos hablando e un caso único? ¿Cómo habríais actuado vosotros ante una situación parecida? ¿Aprobáis el método de este profesor?
martes, 2 de diciembre de 2008
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1 comentario:
Desde mi punto de vista, yo creo que se trata de un caso algo especial. Creo que no es normal tener tal limitación física (problemas de sobrepeso y de rodilla) y encima participar de forma activa en la clase de Educación Física. Yo creo que la mayoría de la gente, en su situación, vería como una pesadilla y un castigo la hora de Educación Física, lo que demuestra una valiente actitud por parte de esta chica. Quizás (no lo sabemos), el aspecto socializador (hacer ejercicio junto con sus amigos y amigas) le animaba a hacer lo que los demás, pero es extraño que en un mundo donde por mucho que el profesor quiera, se priman los resultados y el rendimiento, los compañeros la trataran bien (conociendo de antemano el sentido de competitividad y la bordería que tienen por naturaleza la mayoría de los niños).
¿Está actuando bien el profesor? Bueno, es difícil, pero creo que actúa lo mejor que puede. Esta niña, por razones médicas está incapacitada (o muy limitada o puede ser perjudicial para su salud), y hay algunas tareas que no puede realizar. ¿Y por eso hay que suspenderla por los siglos de los siglos y perpetuar su existencia en ese curso académico hasta que consiga aprobar la única asignatura que le falta, la Educación Física?
El profesor hace bien en ofrecerle otros medios donde la alumna se implique, se esfuerce (aunque sea teóricamente) y trabaje de otro modo los mismos contenidos que sus compañeros. El problema es que es una pena que la Educación Física, esa asignatura donde nos podemos valer del movimiento corporal para experimentar y vivenciar el contenido de forma activa, tenga que ser tratada de una forma teórica.
De todas formas, es difícil comentar esta historia porque no conocemos para nada la situación real. No sabemos qué actividades la niña no hacía (y cuales de esas realmente no podía hacer), no sabemos qué contenidos exactos trabajaba el profesor o no conocemos el modo de evaluación. Podemos suponer que el profesor llevaba a cabo un planteamiento técnico (suposición básicamente en la experiencia que yo tuve anteriormente con él como profesor), donde trabaja una serie de contenidos y al final del trimestre hacía un examen práctico o una prueba (de malabares, de resistencia aeróbica, etc.) y debes alcanzar unos requisitos mínimos para aprobar. Por ello, quizás la evaluación de esta niña se llevaba a cabo con métodos alternativos a través de trabajos teóricos, pero quizás si el profesor llevara a cabo un planteamiento teórico, potenciando la vivencia de la asignatura y trabajando unos contenidos con valor en si mismos desde un punto de vista ético y moral, priorizando el proceso y no el producto, fomentando valores socioculturales de forma transversal, realizando alguna actividad interdisciplinar con otro departamento escolar (historia, música, etc.) para enriquecer su formación y tratar la educación física desde otros campos de conocimiento, entonces quizás, podríamos evaluar a esta niña de igual forma que al resto de sus compañeros.
Pero cada colegio es un mundo, cada profesor, cada clase, cada alumno y cada momento. Ser profesor es muy complejo, y nunca hay sólo una salida correcta posible a los problemas que surgen. La experiencia es un grado, muy importante en esta profesión, controlar el “saber estar”, el ganarse el respeto de los alumnos, el motivarlos e implicarlos en la asignatura es una tarea digna de admiración, por lo que creo que nadie es capaz de decir si su actuación fue correcta o errónea. Quizás aconsejar, discutir sobre aspectos metodológicos, comentar esto o aquello, pero en ningún lugar juzgar su actuación global como buena o mala. Como dice Savater, todos enseñamos algo en algún momento de nuestra vida, queramos o no, por lo que debemos observar y aprender de los maestros y de las experiencias que hemos tenido a lo largo de nuestra vida para tratar de hacerlo lo mejor posible cuando nos llegue el momento.
Ángel Lucas Cuevas.
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